Seguridad ciudadana: atención más allá de la reacción

Fui invitada al Evento Ciudades Cómo Vamos, que se llevó a cabo el pasado 13 de noviembre del 2018, con la finalidad comentar los resultados de su última encuesta y los datos del Informe de Gestión de Lima Cómo Vamos. La mesa en la que tuve el gusto de participar como panelista fue “Seguridad ciudadana: atención más allá de la reacción”. La idea era aportar sobre los retos de la ciudad para enfrentar los problemas de seguridad ciudadana. Al leer el informe me propuse ir más allá de las medidas reactivas y enfocarme en las prioridades para promover el bienestar e integración ciudadana como mediadas de prevención y reintegración. Asimismo, relacionar la inseguridad con el rol del entorno urbano y su influencia en los problemas de seguridad ciudadana.

Hace dos años que vengo desempeñándome como Defensora del Policía, Dirección General dentro del Ministerio del Interior, creado para defender los derechos humanos del personal y sus familias. Por ello, entiendo que la protección del capital humano es lo más importante ya que, en este caso, soy testigo de su dedicado trabajo para con la población. Fue un ejercicio interesante analizar la data de los informes, pues mi enfoque identifica el trabajo y competencia de la PNP dentro de la seguridad ciudadana, y hacerlo con una visión trasversal: la seguridad ciudadana se vincula con todo lo que vecino/a necesita o demanda.

Los principales problemas que arroja la investigación para los limeños y chalacos son: inseguridad ciudadana, transporte público, corrupción de funcionarios o servidores públicos y limpieza pública (en ese orden de importancia).

En la lectura se evidencian cuatro puntos vitales para una convivencia armoniosa. La identidad de lo local es débil, ya que alrededor del 42% de limeños se identifica más con Lima que con su distrito. En Callao, este porcentaje sube hasta un 61%. Los limeños, especialmente, no se identifican con su distrito, sobre todo los vecinos de Lima Norte. Es decir, si los ciudadanos no se identifican con sus distritos tampoco lo hacen con sus barrios. Este es un desfase que podría explicar porque el barrio está poco atendido y tampoco existe un compromiso para mejorar, promoviendo el sentido de cooperación entre los vecinos. Cabe precisar que a comparación con las estadísticas de 2017, el orgullo ha bajado.

Si no hay una relación entre el ciudadano y su entorno, su barrio o comunidad, es poco lo que se puede trabajar por la seguridad. ¿Cuáles son los problemas más comunes que inseguridad ciudadana según el informe? Los tres grandes que se repiten en las estadísticas nacionales: delitos contra el patrimonio (robo/hurto), tráfico ilícito de drogas (TID) y violencia contra la mujer (acoso o falta de respeto a las mujeres). 

Esta data coincide con la problemática a nivel nacional y la debemos cruzar con las necesidades de mejoramiento e implementación de espacios públicos, tales como parques y plazas que contribuyan a crear un ambiente de seguridad, mejorando la calidad de vida de los vecinos; así como fomentar la realización de eventos culturales. Los vecinos reconocen que el patrullaje es importante, pero también consideran esencial mejorar la iluminación pública, fomentar actividades en los parques y el mantenimiento de las áreas verdes. La sensación de inseguridad ha crecido 6 puntos desde 2017 y Lima Norte es, justamente, donde los vecinos se sienten más inseguros. Los distritos A y B representados en el informe se consideran inseguros en la ciudad más no en sus distritos o barrios; y en los distritos D y E ocurre lo opuesto.

Para resolver la inseguridad, la costumbre ha sido fiscalizar el trabajo de la PNP, que ha mejorado  su trabajo según las últimas encuestas del INEI. Esto tiene correlato con el 12% de aprobación al trabajo en esta investigación en Lima y el Callao. Tanto el serenazgo como las juntas vecinales han salido mal calificadas por los ciudadanos. En este punto quisiera resaltar que la la represión de los delitos por medio de la acción policial no es la respuesta. La PNP tiene un trabajo de prevención así como de persecución para garantizar la seguridad, pero no es la única institución. Otorgarle toda la responsabilidad es incorrecto.

La policía necesita, al igual que los vecinos, calles iluminadas, paraderos de ómnibus claros, pistas asfaltadas, parques limpios, calles señalizadas, entre otros. Las 147 comisarías que existen en Lima con su personal, no pueden realizar su trabajo si las condiciones no son las adecuadas. Para combatir la inseguridad se necesitan ambientes saludables y espacios para los vecinos en los que se pueda caminar con seguridad, mantenimiento de áreas verdes, parques y ríos limpios sin contaminación, así como actividades culturales. Esto ayudaría a que los limeños se identifiquen y se sientan orgullosos y satisfechos de su barrio y, por ende, de su ciudad.

Por eso es necesario resaltar el rol del barrio y de los vecinos en la seguridad ciudadana, son actores principales de estas investigaciones, así como del trabajo del servidor público, sobre todo si tienen cargos de elección popular, como son los alcaldes, gobernadores regionales y congresistas. Para ello, la corrupción se vuelve un factor más de inseguridad, ya que no se encuentra justicia. Este problema no es lejano a inseguridad, es parte de ella porque se encuentra por la falta de canales adecuados de atención y reclamos de los ciudadanos a las autoridades. Las autoridades viven de espaldas a las necesidades de los ciudadanos. Si el barrio se organiza puede exigir transparencia, acceso a la información y mayor participación en la gestión municipal.

Para finalizar es necesario identificar la necesidad de brindar las condiciones de seguridad para los grupos vulnerables como niño(as), adolescentes, mujeres, adultos mayores, grupos nativos y personas con discapacidad. Sería conveniente que los próximos estudios de Lima Cómo Vamos se visibilicen su sentir y sus opiniones.

Por Silvia Arispe.